El reporte de las compañías debe cumplir con las expectativas que toda la sociedad tenga de ella.
Darwin decía “No es el más inteligente de la especie el que sobrevive, tampoco el más fuerte, sino quien mejor se adapte al cambio”. Los acontecimientos de estos últimos meses a nivel global y local nos ponen frente a nuestros ojos la idea de que los cambios ocurren y cada vez con mayor velocidad e impacto, haciéndonos recordar que la supervivencia implica adaptación y reacción.
Las empresas, al formar parte del mundo actual son naturalmente afectadas por todos los cambios que ocurren a lo largo de la historia, por lo tanto, deben ser conscientes de que adaptarse es una prioridad para lograr sostenerse en el tiempo y ser exitosas. Si nos preguntáramos: ¿Cuál es el propósito de una empresa? La respuesta más probable sería generar utilidades en el largo plazo. Esa es la respuesta que seguramente daría un empresario o inversionista, ¿Y si se la hacemos a un político o dirigente sindical o a un adolescente? La respuesta puede diferir y claro también pueden cambiar en el tiempo. Si las empresas no logran su amplio propósito y satisfacer las necesidades de sus clientes y consumidores de manera sostenida en el tiempo probablemente dejarán de existir.
Para las compañías abiertas en bolsa no hay nada mas importante que el largo plazo dado que el precio de sus acciones incorpora las expectativas de la empresa a futuro. Por un lado, en el mercado confluyen la realidad operacional y la situación financiera de la empresa y por otro, la percepción de largo plazo y el valor que los inversionistas ven en ella. Para que ambos mundos confluyan necesitamos un puente llamado información, no tan solo la contenida en reportes financieros, sino en un sentido más amplio, pues la información es la solución a toda incertidumbre y crea las bases para la existencia de una mayor fuerza en la eficiencia del mercado.
Las decisiones y estrategias que las compañías definen condicionarán su futuro, que es el punto sobre el cual los inversionistas, pero también políticos, dirigentes y adolescentes (que tienen distintas expectativas), juzgarán el valor que la empresa tiene para la economía y sociedad. En el mundo de hoy, no basta que los reportes de las compañías sean netamente contables y financieros, pues hoy existe un juicio mucho mayor respecto a la empresa y que no solo abordan lo económico, sino que sus desempeños en ámbitos sociales, medioambientales y de gobernanza, en otras palabras, que cumpla con las expectativas que toda la sociedad tenga en la empresa.
Ahora bien, estos reportes que trascienden lo financiero, deben reunir cualidades similares a las ya conocidas US GAAP o IFRS donde destacan la consistencia, reglamentación y transparencia. He ahí el desafío en cuanto a la entrega de información referida a las demás variables mencionadas. Global Reporting Iniciative (GRI) tiene en este momento los estándares mayormente utilizados en el mundo que reportan extensamente los impactos de las compañías en temas críticos de sostenibilidad, así como también existe el Sustainability Accounting Standards Board (SASB) que tiene una mirada de los impactos en sustentabilidad con foco en inversionistas. Ambas van perfeccionando sus metodologías para adaptarse a lo que los grupos de interés necesitan para tomar decisiones o informarse. Si ya medir las utilidades de una empresa a lo largo del tiempo es un desafío, el cual los estándares clásicos han logrado, imagínense todo el trabajo y evolución que estos nuevos estándares de reporte ESG necesitarán para ser globalmente adoptados y aprobados en el mundo.
En la medida en que los estándares de reporte en materia de sustentabilidad y los demandantes de aquella información se vayan encontrando y logrando un reporte cada vez más integral, pragmático y certero, nos moveremos en la dirección correcta. Si las empresas forman parte de esta importante transformación al adoptar y contribuir en el desarrollo de estos reportes, llegaremos al objetivo con mayor rapidez. Esto las convierte en un pilar clave para alcanzar este nuevo nivel de información en donde las compañías tendrán la oportunidad de reflejar sus respuestas a los cambios que el entorno les demanda.
Diego Guzmán, Portfolio Manager BTG Pactual Asset Management
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