
¿Qué hay detrás del alza del precio del cobre?
Hace 1 año

Este año hemos sido testigos de un alza considerable en el precio del cobre, con un incremento del 27,8% entre enero y el 21 de mayo. Este fenómeno puede explicarse por una serie de factores que han restringido la oferta del mineral y un aumento en la demanda.
En términos de oferta, varios eventos han contribuido a la escasez. Primero, el cierre de la mina Cobre de Panamá operada por First Quantum ha reducido significativamente la disponibilidad de cobre en el mercado. Además, muchas empresas mineras a nivel global han revisado a la baja sus guías de producción anual, disminuyendo aún más la oferta. En Zambia, una sequía ha mermado la producción de cobre debido a la falta de electricidad. Asimismo, algunas minas están enfrentando agotamiento y degradación, lo que reduce la cantidad de cobre que pueden extraer. A esto se suman las tensiones sociales y geopolíticas en diversas jurisdicciones, complicando la producción. Por último, una reducción en la capacidad de las fundiciones y otros retos en el mercado de concentrados han exacerbado la situación.
Por el lado de la demanda, se observa un aumento significativo debido a una mayor inversión y al avance en metas de descarbonización. La transición hacia energías más limpias y renovables, que requieren cobre para la electrificación y almacenamiento de energía, ha incrementado el consumo de este mineral. Además, la inversión en infraestructura, especialmente en países como China, ha aumentado la demanda de cobre.
El balance entre una oferta restringida y una demanda creciente ha generado un déficit en el mercado de cobre de aproximadamente 150.000 toneladas para 2024. Este desequilibrio es un factor clave que ha impulsado el alza en los precios.
Sin embargo, el 23 de mayo, el precio del cobre experimentó una corrección a la baja, ubicándose temporalmente por debajo de los US$4,9 la libra. Esta caída fue puntual y se debió a una serie de datos macroeconómicos globales que afectaron los mercados financieros. Al cierre del día, el precio se situó en US$4,77 la libra. Es importante notar que, a pesar de esta corrección, el precio ha mantenido una tendencia ascendente desde niveles de US$4,0 la libra en semanas anteriores. En el mercado físico, el precio del cobre en la Bolsa de Metales de Londres también reflejó esta tendencia, cotizándose a US$4,68 la libra, con caídas en los inventarios tanto en Londres como en Estados Unidos. En contraste, en China se ha observado una acumulación de inventarios, lo que refleja una actividad económica más lenta, pero con expectativas de mayor inversión en infraestructura.
Mirando hacia el futuro, la tendencia para el precio del cobre es positiva para este año y la próxima década. La necesidad de desplazar los hidrocarburos como principal fuente de energía y avanzar hacia la electrificación y almacenamiento de energía, en los cuales el cobre es esencial, sugiere que la demanda continuará creciendo. Para 2024, se estima que el precio del cobre podría promediar los US$4,20 la libra, y para 2025, se proyecta un precio promedio de US$4,40 la libra, con una demanda que crecería un 2%, sostenida por la ausencia de grandes proyectos nuevos que aumenten la oferta significativamente.
El cobre tiene una importancia crucial para la economía chilena, representando casi un 15% del producto interno bruto de manera directa e indirecta y un 46% de las exportaciones totales. Además, la industria del cobre genera inversiones significativas y efectos multiplicadores en el desarrollo de infraestructura, como puertos, caminos y desaladoras. Un alto precio del cobre promueve el desarrollo de proyectos mineros en Chile, donde existen al menos 49 proyectos activos que podrían desarrollarse con una inversión de US$66.000 millones en la próxima década, impulsando el crecimiento económico y generando empleo.
En resumen, el alza del cobre se debe a una combinación de factores que restringen la oferta y aumentan la demanda. A pesar de correcciones puntuales en el precio, la tendencia a largo plazo sigue siendo alcista, impulsada por la transición energética global y la inversión en infraestructura. Para Chile, este contexto representa una oportunidad significativa para fortalecer su economía y desarrollar nuevos proyectos mineros.