Activos locales: tendencias y proyecciones para 2025
El equipo de BTG Pactual Asset Management analiza las perspectivas en torno al rendimiento de fondos de renta fija para el año 2025 y el impacto positivo que esto puede tener a la hora de invertir en Chile. A pesar de los desafíos económicos externos, el escenario se completa con bajas valoraciones y oportunidades de crecimiento en varios sectores.
Hace 12 meses
2024 fue un año volátil, pero terminó validando la idea de rotar desde depósitos hacia fondos de renta fija y renta variable según apetito por riesgo. Los retornos del año reflejaron esa diferencia: depósitos y money market rondaron 5,5%, los fondos de renta fija de menor duración cerca de 8,5%, la deuda corporativa alrededor de 13% y estrategias más activas como Deuda Activa Plus se acercaron a 17%. En acciones, el IPSA cerró con 8,4% tras un primer semestre fuerte, meses intermedios débiles y un diciembre muy positivo, mientras un fondo accionario local terminó con 12,7% y un fondo que combina renta fija y variable con foco de retorno absoluto cerró con 18,5%.
Para 2025 se mantiene la convicción de que el atractivo está en Chile, con una renta fija que vuelve a ofrecer puntos de entrada interesantes por niveles de tasa aún altos y un escenario en que el mercado no está descontando recortes en Chile pese a un crecimiento esperado en torno a 2%–2,3%. La tasa de EE.UU. sigue siendo el eje, porque su déficit fiscal, la incertidumbre sobre reformas y comercio y una inflación que se ha acelerado levemente empujaron al alza las expectativas de tasas a un año y presionaron las curvas globales. Esa presión se transmite a Chile por correlación, elevando tasas locales, pero se interpreta como un repricing que deja carry atractivo y espacio para que vuelvan a ponerse en precio recortes o, al menos, una trayectoria menos restrictiva. En ese marco, la preferencia se inclina por exposición en UF: aunque diciembre tuvo inflación baja, el inicio del año concentra un trimestre con registros altos (con enero cerca de 1% y febrero-marzo en torno a 0,4% y 0,6%), y el mercado llegó a valorizar una inflación anual más cercana a 4,2%, mientras las expectativas de largo plazo se mantienen ancladas en 3%. Esa combinación refuerza la lógica de capturar inflación y tasa a través de fondos con duraciones intermedias, con administración activa para moverse entre duración, UF y pesos en un entorno de volatilidad.
La demanda por renta fija se apoya también en un mercado local que ha reabierto para colocaciones corporativas, con apetito por papeles de mejor clasificación y la necesidad de las compañías de alargar pasivos tras años de menor actividad. La emisión soberana, aunque relevante, se amortigua en la medida en que Hacienda recurre al mercado internacional, reduciendo presión de oferta local. Con spreads menos “fáciles” de comprimir que en 2024, la diferencia la marca la selectividad entre emisores y la gestión táctica.
En renta variable, el argumento central es que el nivel de tasas ya empuja a tomar más riesgo y Chile aparece mejor posicionado dentro del mapa LatAm, con valorizaciones bajas en torno a 10x P/U, un earnings yield cercano a 7,6% frente al BCU y un ciclo de dividendos que promete pagos relevantes entre marzo y mayo, con nombres que podrían moverse entre 7% y 10% y casos puntuales más altos. Aunque el crecimiento agregado de utilidades para 2025 se ve moderado (cerca de 4%) por el arrastre de SQM, al depurar efectos extraordinarios y mirar ponderaciones, se destaca que el crecimiento efectivo puede ser mayor, especialmente en segmentos más domésticos. La apuesta se concentra en demanda interna —retail y consumo— donde se espera recuperación de ventas, márgenes y normalización del riesgo crediticio, mientras en commodities se mantiene cautela por litio y celulosa. La depreciación del peso, en la medida en que refleje fortaleza global del dólar, suma un canal adicional: presiona inflación y curva, pero también favorece utilidades en dólares y sectores con ingresos externos, y en bancos puede mejorar resultados vía inflación, siempre que no derive en un escenario de alza de tasas local, que no se considera el caso base.
El balance final es simple: depósitos a 5% ya no compiten igual cuando existen alternativas con carry superior y potencial de ganancia de capital en renta fija, y cuando la renta variable sigue partiendo desde múltiplos que incorporan escenarios exigentes. La tesis se sostiene en una economía que no está en recesión, en un mercado que ya internalizó gran parte de los riesgos externos y en la idea de que, con o sin nuevos recortes inmediatos, la combinación de tasas, inflación, flujos y valorizaciones sigue abriendo oportunidades para los próximos 12 a 18 meses.