La hoja de ruta del Banco Central

Proyecciones económicas a la baja y efectos del COVID-19

El Banco Central revisó drásticamente sus proyecciones de crecimiento en el IPOM de junio, estimando una caída del 6,5% para 2020. Esta corrección responde al impacto de cuarentenas más prolongadas y a la desaceleración de la economía global.

La tasa de desempleo ha subido con fuerza, pasando del 7% antes del estallido social a más del 11% tras el impacto del coronavirus. Se espera que continúe aumentando debido al rezago en los datos y el efecto prolongado de las restricciones sanitarias.

Inflación contenida y estímulos monetarios

La proyección de inflación también fue recortada, de un 3% a un 2% para 2020, producto de menores presiones de demanda y una economía operando muy por debajo de su potencial. La caída del tipo de cambio multilateral también contribuyó a este ajuste.

Frente a este escenario, el Banco Central optó por mantener la TPM en su mínimo técnico e implementar nuevas medidas como el corrimiento de la tasa y la ampliación de compras de bonos, buscando estimular la economía sin recurrir a tasas negativas.

Reacción del mercado y expectativas futuras

El mercado ha reaccionado alineándose con el escenario de tasas bajas por un período prolongado, aunque se anticipa una normalización gradual en el largo plazo. Las tasas nominales y reales han caído, lo que abre oportunidades de inversión en instrumentos a largo plazo.

En cuanto al tipo de cambio, la apreciación del peso responde tanto a medidas locales como a factores internacionales. La liquidez global generada por bancos centrales podría dirigir flujos hacia Chile, presionando a la baja el dólar si disminuye la incertidumbre.