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Resoluciones de fin de año y qué esperar para 2023

Mauricio Cañas

Director de Estrategia BTG Pactual Wealth Management

30 diciembre, 2022

El año 2022 quedará en el registro como uno de los peores en términos de rentabilidad para los activos financieros internacionales. ¿Cuáles son los factores que explican esta dinámica?, ¿qué podemos esperar para el 2023?, y ¿qué lecciones podemos aprender del año que nos deja?

El año 2022 quedará en el registro como uno de los peores en términos de rentabilidad para los activos financieros internacionales, esto independiente si el portfolio de un inversionista estuvo cargado en acciones (-18%), bonos (-16%) o incluso refugiado en caja considerando que al menos en Estados Unidos la inflación cerraría el año en torno a +7%, el mayor nivel desde 1981. En la otra vereda, los inversionistas que privilegiaron la exposición en activos locales estarán sacando cuentas alegres tras el buen desempeño de la bolsa local (+22%), la renta fija (+16%), aunque sufriendo un impacto mayor en términos de pérdida de poder adquisitivo con una inflación que cerraría en torno a +13% el mayor nivel desde 1991.

¿Cuáles son los factores que explican esta dinámica?, ¿qué podemos esperar para el 2023?, y ¿qué lecciones podemos aprender del año que nos deja? Revisemos..

El año que nos deja

En el plano internacional, sin duda que la invasión de Rusia a Ucrania en febrero fue determinante para alterar el curso de acción de la política, con implicancias graves para la toma de decisiones de gobiernos, bancos centrales y principalmente la dinámica inflacionaria. No olvidemos que el 2021 fue un año de “negación”, en el sentido que los banqueros centrales del mundo desarrollado subestimaron continuamente la amenaza de un espiral inflacionario, y que la capacidad de reacción se vio limitada por el rezago en el reconocimiento del problema más las disrupciones de oferta que se desencadenaron tras el conflicto bélico. La sorpresa hasta ahora ha sido la extensión de este conflicto (¿David contra Goliat?), casi igual de sorpresiva que la extensión que vimos hasta hace una semana de las extremas medidas de confinamiento de la población que ejerció el gobierno chino para controlar la propagación del Covid en su país. En ese sentido, y tomando en consideración que de acuerdo con la astrología que rige el calendario de este país, en el año del tigre de agua se vaticinaba un periodo de “fuerza, valentía y fin de los males…”, pudimos presenciar varias semanas como la población se rebelaba contra la autoridad para salir de las estrictas cuarentenas y poder recuperarse del profundo daño económico que esta política ha infligido en la ciudadanía y cuentas macroeconómicas agregadas.

La inflación se tornó un problema mayor en regiones como Europa occidental, donde la disrupción en el suministro de gas natural desde el oriente ha provocado un incremento exponencial en las cuentas de electricidad y costos de producción para las empresas-economías locales. Y como ha sido la tónica desde el año 2011, la unidad de la Eurozona tiene atisbos de fortaleza, pero también de camisa de fuerza. En ese sentido, la capacidad de respuesta del Banco Central Europeo es limitada y a pesar de un cambio de discurso hacia uno más restrictivo en términos de tasas de interés vemos como una vez mas la región se ve rezagada en términos de su capacidad de reacción, con una mayor persistencia en la dinámica de altos precios y a la vez un menor desempeño económico comparado con Estados Unidos.

En Latinoamérica, la función de respuesta de los Bancos Centrales ante el espiral de alza de precios fue por lejos la más proactiva a nivel global. Las heridas que este problema ha dejado en la región en las últimas décadas aún no terminan de cicatrizar por lo que el riesgo de reincidencia no está en el rango de tolerancia de las autoridades monetarias. Menos aún si consideramos el fuerte giro a la izquierda en términos políticos en la mayor parte de los países, que de acuerdo con el manual básico de disciplina presupuestaria ha venido acompañado de un crecimiento del gasto fiscal que amenaza con agravar el problema.

¿Qué esperar para 2023?

Si bien hay evidencia generalizada que el peak inflacionario a nivel global, aunque con dudas aún en Europa, estaría quedando atrás, los problemas derivados de este fenómeno se seguirán sintiendo durante el año. En particular, las presiones salariales generarán inestabilidad a los gobiernos que tengan que enfrentar la pérdida de poder adquisitivo de sus ciudadanos. Esto ya es algo incipiente en países de Europa donde hemos visto manifestaciones en contra de la inflación, las cuales han sido hasta ahora abordada con ayuda fiscal directa (bonos) en un ejercicio que parece contraintuitivo en la medida que no venga acompañado de focalización. Así, el aumento en los paros y huelgas será un titular continuo en la prensa.

A esto sumaremos que, sacando el año 2020, el crecimiento económico global será el menor desde 2009, y así las empresas enfrentarán un escenario complejo con una cada vez menor capacidad de traspasar a precio el alza en el costo de sus insumos. La caída en utilidades toma fuerza, donde veremos tanto una moderación en el crecimiento de los ingresos junto a una compresión de márgenes, lo cual hasta ahora no está incorporado en la proyección de los analistas y precios de mercado accionario. Finalmente, los gobiernos que en su mayoría han visto incrementar el balance de su deuda en relación con el PIB, deberán buscar soluciones eficientes tanto para sanear sus números como para brindar apoyo en el margen a las economías locales. Así, con bajo crecimiento la respuesta natural será la búsqueda de mayor recaudación a través de aumentos de impuestos, lo que parece nuevamente contraintuitivo en un escenario con color recesivo.

Por último, para quienes aún no tienen una lista de resoluciones para el próximo año, acá cinco sugerencias que pueden ayudar a completar el ejercicio para terminar este extraño 2022:

Las valorizaciones tarde o temprano si importan. Revisar estas métricas siempre es importante antes de invertir. Hazlo, no seas impulsivo a la hora de comprar una acción, bono o moneda.

Don’t fight the FED. Así de simple. Si el mayor banco central del mundo te advierte que subirá las tasas hasta provocar dolor, escapa. Cuando diga lo contrario, vuelve a tomar riesgo, sobre todo si ese riesgo ya está incorporado en el precio de los activos financieros (resolución #1).

Nunca desaproveches una opción barata o gratis. Chile y Latam siguen transando con múltiplos en extremo castigados para obviarlos en un porfolio diversificado. Vuelve a mirar acciones locales que transen a precios de liquidación.

Mientras más grande sea una burbuja, más probable es que reviente. Evita invertir en la acción, criptomoneda o tendencia de “moda”, sobre todo si esa moda ya lleva un par de años dando vuelta.

Impuestos y la muerte son las dos únicas cosas ciertas en la vida. Ordena tus finanzas, maximiza siempre la rentabilidad después de impuestos, y cuida tu salud para que el próximo año tengas un cierre exitoso no solo en lo financiero, sino también en lo personal.

Un abrazo,

Mauricio Cañas
Director de Estrategia
BTG Pactual

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