
Alejo Costa: "Argentina tiene entre 20 y 30 puntos de inflación reprimida"
El estratega jefe de BTG Pactual Argentina dice que «algún tipo de devaluación en los próximos meses parece inevitable».
Hace 5 años

Argentina está viviendo un deja vu, reconoce Alejo Costa, estratega jefe de BTG Pactual Argentina. La llegada de Alberto Fernández al poder implica no solo rememorar, sino que reactivar las políticas económicas observadas durante la administración de Cristina Fernández, la vicepresidenta actual. No obstante, cita algunas diferencias: «este gobierno tiene mucho menos tiempo para postergar los ajustes. La otra gran diferencia es que la administración de Cristina K nunca estuvo en un programa con el FMI», señala. A su juicio, «estamos en una situación incluso más delicada que la de esa época».
Al vecino país le espera un inevitable ajuste, asegura, añadiendo que no le extrañaría que, tras las decisiones tomadas por Latam Airlines y Falabella en el país, otras empresas chilenas opten por seguir su camino. Un gran motivo para hacerlo sería el desplome en el valor de los activos de las compañías derivado del deterioro económico trasandino, lo que termina afectando su balance general.
Argentina está generando gasto público con emisiones monetarias. ¿Cuál sería la consecuencia?
El gobierno argentino hasta hace muy poco estaba en una reestructuración de deuda externa, con lo cual no tenía acceso al mercado de deuda internacional y el mercado de deuda local estaba cuasi agotado, por lo que no tenía manera de financiar la mayoría de su déficit público. En lugar de hacer un ajuste fiscal, dada la necesidad de expandir gasto, particularmente para disminuir el impacto por las restricciones por el COVID-19, esa emisión monetaria del Banco Central básicamente se ha traducido en transferencias directas y emisión directa al Tesoro. Parte de eso se esteriliza, es decir, el Banco Central lo absorbe de la emisión de títulos propios, pero una buena parte termina en la calle, y termina en el impuesto inflacionario.
¿Cuál es el impacto?
Mayor presión sobre los precios, eventualmente, así como mayor presión sobre el tipo de cambio. Y Argentina, para limitar eso, impone controles de precios, ciertos límites sobre el acceso al mercado de cambios, pero todo se termina viendo fundamentalmente en dos cosas: el primero, la brecha cambiaria entre el tipo de cambio oficial y el tipo de cambio paralelo, y segundo, eventualmente en los precios libres empieza a haber más presión, lo que todavía no se ha visto completamente.
La inflación interanual ha bajado, y en lo reciente ha estado más cerca del 40% que del 50% previo. ¿Cuándo podría percibirse un incremento?
Hay mucha inflación reprimida. ¿Dónde está? En el tipo de cambio, por ejemplo: si éste saltara al nivel del paralelo habría más inflación por el lado de los transables. También las tarifas de los servicios públicos están reprimidas, básicamente han sido congeladas y eso lo que genera son mayores subsidios en ese sector o pérdidas en las compañías. Algo parecido hace poco empezó a darse con otros servicios, como la telefonía celular, el internet, que se declararon servicios públicos para poder controlar esas tarifas también. Y además hay muchos controles de precios sobre bienes de la economía; todo eso genera inflación reprimida que no se ve completamente.
¿Cuándo se va a ver completamente?
Es una pregunta difícil. Nosotros creemos que en algún punto del año que viene, porque al gobierno en algún momento no le va a quedar otra que hacer un ajuste cambiario, y porque, particularmente de la mano de las negociaciones con el FMI, va a tener que reducir el nivel de subsidios y eso va a requerir un ajuste tarifario, entonces ahí se va a empezar a trasladar más a precios esta presión monetaria. El gobierno está haciendo todo lo posible para posponer eso.
¿Ve una devaluación inminente?
Algún tipo de devaluación en los próximos meses parece inevitable. No tiene que ser inminente, pero seguramente habrá algún ajuste en los próximos meses, ya sea a través de múltiples tipos de cambio, una aceleración de la tasa de depreciación, o eventualmente una devaluación discreta del tipo de cambio oficial.
¿Qué pasará cuando eso ocurra?
Podría generarse una dinámica inflacionaria descontrolada. Argentina no tiene política monetaria, entonces cuando hay shocks inflacionarios esa inflación crea una bola de nieve, porque después los trabajadores demandan más salarios, las compañías ajustan sus márgenes, los trabajadores vuelven a pedir más salarios, y el tipo de cambio se vuelve a atrasar y por ende, se requiere otra devaluación. Y eso lo hemos visto muchas veces en la historia de Argentina, esa falta de política monetaria creíble, de un ancla nominal, genera que los shocks inflacionarios no impliquen solamente un salto en los precios de una vez, es una inflación alta hacia adelante que se mantiene a lo largo del tiempo.
¿Y en cifras, esto en qué se traduciría?
El nivel de expansión monetaria que se generó causada por este financiamiento al Tesoro está en torno a 100% en términos nominales, pero eso no implica que la inflación se vaya a ir a esos niveles. Sin embargo, tranquilamente Argentina puede ver un escenario de inflación alta de 50, 60 puntos de nuevo, quizás incluso un poco más, teniendo en cuenta esa inflación reprimida que hay. Nosotros estimamos que aproximadamente hay entre 20 y 30 puntos de inflación reprimida.
¿Cuán distinto es el manejo económico del actual Presidente al de Cristina Fernández?
Es similar, los controles de capital son más severos de lo que eran en ese momento, y los controles a las importaciones son un poco más laxos, por ahora, pues creo que eventualmente se va a volver al mismo nivel de restricción. Entonces hay más controles a la cuenta financiera, más exigentes, y al mismo tiempo un nivel de reservas menor con el que arrancó la administración de Cristina K. Así que Alberto tiene mucho menos tiempo para postergar los ajustes. La otra gran diferencia es que la administración de Cristina K nunca estuvo en un programa con el FMI. Entonces las políticas de este gobierno podrían estar condicionadas por eso. Estamos en una situación incluso más delicada que la de esa época.